Dos convictos armaron dos computadoras y organizaron un esquema de fraude en el que se incluían solicitudes de tarjetas de crédito y carteras de bitcoins en una prisión de Estados Unidos.
El hecho ocurrió en Ohio, en la Marion Correctional Institution (MCI), en donde, aprovechándose de los programas de reinserción social de la cárcel, los convictos lograron poner en operación un pequeño esquema de fraude a partir de la reconstrucción de dos computadoras personales.
A través de estas terminales lograron vulnerar la seguridad cibernética del Sistema Departamental de Seguimiento de Delincuentes (DOTS por sus siglas en inglés) de la MCI, teniendo acceso a los registros de los presidiarios del recinto. Con estos abrieron carteras de criptomonedas, solicitaron cuentas de bancos y hasta 5 tarjetas de crédito utilizando el nombre de “Kyle Patrick”. Además, manejaban softwares de telefonía, cuentas en el servicio de chat Pidgin y accedieron a portales de Tor.
Los reos tenían las computadoras improvisadas por encima de sus celdas, y aunque el hallazgo se realizó en 2015, según una investigación de la Inspectoría General de Ohio, las autoridades responsables del recinto carcelario no investigaron de manera adecuada el hecho.
Las irregularidades fueron halladas por el empleado de la prisión, Gene Brady, quién notó una anomalía sumamente sospechosa: un usuario intentó romper la seguridad del recinto utilizando la información de acceso de un exempleado de la MCI. Este usuario era uno de los “convictos hackers”, quienes a través de estas computadoras lograron generar pases para áreas específicas del complejo carcelario.
Parece que se atacó el portal del Sistema Departamental de Seguimiento de Delincuentes (DOTS) y se crearon pases de reclusos. Los descubrimientos de carteras bitcoin, cuentas bancarias y solicitudes de tarjetas de crédito apuntan hacia un posible fraude de identidad, junto con otros posibles ciberdelitos.
Según un informe publicado por la Oficina del Inspector Geneal de Ohio, los presos se aprovecharon del programa de reinserción Green Initiative, donde los reos emplean su tiempo en prisión dedicándose a actividades como el reciclaje, la horticultura, el procesamiento de chatarra digital, junto a la agencia sin fines de lucro RET3, así como otras áreas afines a la tecnología agrupadas en un programa específico llamado LifeLine, del que los delincuentes formaban parte.
Los responsables fueron reasignados a otros recintos carcelarios y desde la Inspectoría General de Ohio se informó que este hecho sentará un importante precedente para las políticas de prevención y combate de los cibercrímenes en el estado.