“La burbuja más loca de todas”: así bautiza la portada de la revista Forbes para el mes de julio a la reciente fiebre de las ICO (“Ofertas Iniciales de Moneda”) que logran recaudar millones de dólares en instantes. Este artículo crítico compara el crecimiento de las criptomonedas con la burbuja de Internet en el 2005.
Bitcoin es una moneda cuyo valor, al igual que el de los metales preciosos, depende exclusivamente de la valoración que los usuarios le otorguen: no posee valor intrínseco. Sin embargo, las monedas basadas en la red Ethereum y comercializadas a través de ICO’s tienen la capacidad de integrar programas de software, y así ofrecer alguna utilidad a sus usuarios.
Por ejemplo, la moneda GOLEM (GNT) permite a un usuario alquilar el poder de procesamiento inactivo en los computadores de otros usuarios, para correr programas complejos como generadores de gráficos 3D, y pagar en GNT al arrendatario.
Por la manera en que opera una ICO, los desarrolladores del proyecto pueden vender la moneda mucho antes de tener un producto final operativo. La moneda GNT recaudó $12,5 millones de dólares en moneda Ether, a pesar de que la única oferta concreta que tenían era un ensayo inicial de 49 páginas y unas cuantas líneas de código, para un proyecto que, según afirman los creadores, revolucionará la manera en que funcionan las predicciones de mercado.
“Fiebre del oro”
Los ICO funcionan como un tipo de subasta llamado subasta holandesa: “se ofrecen múltiples unidades de una mercancía y su precio final se determina después de tomar en cuenta las pujas de todos los compradores y determinar el precio más alto por el cual se venderá el total de la mercancía”
Cada inversor coloca una puja, con el monto que están dispuestos a comprar de la moneda en términos de precio y cantidad.
El artículo de Forbes (escrito por Laura Shin) describe dos aspectos esenciales que potencian la locura de los ICO’s: se omiten las regulaciones, y se accede de inmediato a los especuladores. Dada su naturaleza descentralizada, las ICO no tienen que pasar por la maraña de normas y requisitos burocráticos que implican las formas convencionales de financiamiento inicial, como rondas de financiamiento.
Tampoco están obligadas a ofrecer nada concreto a sus inversores: en teoría, ya les han pagado con la moneda ofrecida.
Gracias a la posibilidad de comprar y vender con muchísima facilidad, y libres de las usuales normas, “ejércitos” de day-traders (“cambistas del día”, personas dedicadas a comprar y vender rápidamente acciones durante periodos de horas, tratando de hacer ganancias con giros relativamente pequeños en el precio) compran estas monedas en masa, buscando hacer ganancias especulativas.
Así se forma un efecto burbuja: los especuladores no compran la moneda por su valor o utilidad percibida, sino esperando ver el valor subir para poder vender más alto, a otros que a su vez compran con el mismo fin. Según la autora, esto debe “sonar familiar” a los inversores más curtidos:
La misma dinámica –compañías con más concepto que concreto, especulación de day-traders, volatilidad salvaje, subastas holandesas, fortunas instantáneas creadas de la nada –todas estas cosas estaban por todos lados durante la primera burbuja de Internet. Así mismo el colapso: en el 2000, $1,8 billones de dólares en acciones del mercado de Internet se evaporaron, y a menos que creas que de verdad vale $3 millardos el mero concepto de un mercado de predicciones [refiriéndose a GNT], la historia se repetirá. Ether es el tanto el bloque básico como la descripción futura de lo que ocurrirá con gran parte de este ‘valor’.”
Pero también señala el artículo que se ha superado la “etapa del tulipán” –refiriéndose a la parte explosiva de la burbuja. Así como dejó cientos de day traders y compradores de IPO (equivalentes a las ICO en el 2000) devastados, también dejó compañías como Amazon, eBay y Google, y a muchos jugadores inteligentes con mucho dinero.
En cualquier caso, las riquezas aparentemente fáciles y la especulación conducen de manera invariable a la ruina. Es imposible enfatizar suficientemente la importancia de estudiar aquello en lo que vas a invertir, y tener discreción al hacerlo.
“El salvaje Oeste”
Resulta “poco sorprendente”, de acuerdo al artículo, ver que los negocios sucios y las operaciones con información privilegiada son extremadamente comunes. En los mercados regulados, como Wall Street, está penado por la ley cualquier negocio directo con quienes emiten una acción. Sin embargo esto ocurre todo el tiempo en el mundo de la criptomoneda.
La autora cita a Naval Ravikant, director y co-fundador de AngelList, una página especializada en proyectos jóvenes, quien le escuchó al creador de un ICO decir:
Si tú acuerdas comprar mis fichas en el ICO y mantienes el precio, pues 30 días después, venderemos en secreto todas las fichas sobrantes a un precio menor y pre-acordado”
Suponiendo que entes normativos como la Comisión de Intercambios y Seguridades (Securities and Exchanges Commision, SEC, por sus siglas en inglés) intentaran proteger a los inversores de estos desafueros, sería difícil que lo lograran: Es difícil mover dinero de una cuenta bancaria en EEUU una vez que es bloqueada por los reguladores, pero bastan minutos para mover bitcoins de un lado al otro del mundo, suponiendo que un proveedor de cartera suspenda a un usuario por orden legal.
Para la autora, es momento de preparase para más desastres, fiascos al estilo de Mt.Gox, y “decenas de billones en pérdidas” para personas que están apostando en un mundo parecido al salvaje Oeste americano, casi completamente desprotegidos.
NOTA DEL EDITOR: Para algunos analistas, este artículo de Forbes causó reacción en parte del mercado, por eso decidimos publicar esta versión que lo resume.
Fuente: Forbes
Version de: David Datica
Imagen: Captura de pantalla del artículo de Forbes.