Ignacio Madrid Benito, director digital en Everis, empresa de consultoría internacional, explicó a CriptoNoticias que al igual que sucedió con la telefonía móvil, blockchain también trae a la electricidad el concepto de energía móvil. El directivo de Everis, que alude al coche eléctrico, indica que “en estos tiempos en los que la economía colaborativa parece que definirá el futuro de la utilización del coche eléctrico, la identidad digital apoyada en tecnologías de blockchain permitirá que el coche tenga un contrato con el que recargar en los distintos puntos de recarga y, a su vez, el coche tenga otro con el usuario puntual del coche. En todo lo referente a la interacción con el coche, blockchain tiene mucho que decir”.
Sobre la incidencia que esta tecnología puede tener en el precio de la luz, Madrid Benito, autor del capítulo sobre el sector energético en el libro “Blockchain: la revolución industrial de internet”, que ediciones Deusto (Planeta) sacará a la venta en el mes de mayo en España, afirma que tendrá un impacto importante en la reducción de los costes administrativos de la luz.
¿Será blockchain, tal y como dicen algunos, un revulsivo para el sector energético?
El sector energético lleva muchos años sin experimentar una gran revolución y parece que varias tendrán lugar a la vez en los próximos años, y cuya combinación tendrá un efecto multiplicador y disruptivo en casi todas las partes de la cadena de valor. La llegada de las tecnologías de generación distribuida con eficiencias razonables para competir en precio en el mercado, el almacenamiento de energía a cualquier escala, también competitivo en precio, y las tecnologías de Internet de las Cosas y Big Data han tocado de muerte las reglas del mercado tradicional, donde pocos actores, de gran tamaño, eran los únicos protagonistas de un mercado robusto, pero inflexible.
La descentralización de los activos, la entrada de nuevos actores de menor tamaño, pero que aportan mayor flexibilidad a un mercado no siempre eficiente, viene acompañada de la irrupción de una nueva tecnología facilitadora como es blockchain, que permitirá dar la solidez necesaria a este nuevo mercado distribuido que está aún por definirse.
Por tanto, muchas revoluciones a la vez que nos permitirán pintar un nuevo modelo energético más flexible, más eficiente, más inteligente, más colaborativo y, sobretodo, más limpio.
¿En qué medida blockchain puede resquebrajar el modelo de comercialización y distribución que el sector de la electricidad viene utilizando desde hace más de cien años?
El nuevo modelo energético incluirá distintos tipos de actores, de diferentes tamaños y tecnologías, gestionados de manera local y global, coexistiendo grandes y pequeños, antiguos y nuevos en un mercado donde casará la oferta y la demanda, pero donde ambas serán mucho más sofisticadas de como las conocemos hoy en día.
La posibilidad de autoconsumir, verter los excedentes a la red o consumir de ella, en los momentos donde la generación propia es insuficiente, hacen de la demanda más compleja y hay que redefinir la estructura de precios de acuerdo a estos nuevos modelos de prosumidor. Con la llegada de las baterías y su operación en el mercado tanto físico como financiero, se abre la puerta a nuevos acuerdos entre consumidores y operadores de infraestructuras que, gracias a la participación activa del consumidor, permitirán la gestión local de las infraestructuras consiguiendo mayores eficiencias. Si, además, hacemos los edificios más inteligentes y los conectamos al mercado, la flexibilidad del sistema crece exponencialmente y la eficiencia se incrementa en la misma proporción.
Pero todo este nuevo modelo choca de frente con la realidad actual del sistema. Su robustez, su concepción inicial ideada para un mercado de pocos actores muy grandes, conectados a golpe de teléfono con el operador del sistema, los procesos administrativos que soportan tanto en el mercado físico, como en el financiero, son incompatibles con la estructura necesaria en un modelo futuro como el descrito.
La buena noticia es que, gracias a la tecnología de blockchain, todo este nuevo modelo energético podrá existir manteniendo la fiabilidad y seguridad necesarias en un sector tan estratégico, mientras los costes de operación del sistema no se disparan.
¿Podría describir a nuestros lectores cómo será el modelo energético basado en tecnología blockchain?
Al igual que todo el mundo utiliza internet y nadie se plantea cómo funciona por detrás, qué tecnología lo mueve o la inteligencia que se le aplica, en el sector energético pasa algo similar. La complejidad que tomará este sector con la entrada de tantos actores y tecnologías sería ingestionable de no existir tecnologías como Big Data, Internet de las Cosas o blockchain, cuyo papel es de facilitador y simplificador. Los distintos actores podrán participar en el mercado y beneficiarse del mismo sin pensar en la tecnología que se lo permite, pero con todas las garantías de un sistema fiable. La única manera de garantizar la seguridad de las transacciones en un mercado tan distribuido, sin entrar en costes imposibles, es utilizando blockchain y la automatización de las liquidaciones por medio de contratos inteligentes.
El sistema eléctrico al que tendremos acceso gracias a estas tecnologías será un sistema donde el número de generadores será de decenas de miles de veces mayor, donde el tamaño de cada uno será mucho más pequeño y donde el valor de todos estos generadores juntos será mayor que la suma de todos ellos. Gracias a la descentralización de la generación, el sistema podrá integrar los activos descentralizados y gestionar la red de manera local aprovechando todas las eficiencias que esto conlleva.
Más allá de los prosumidores que generan, consumen y exportan, el consumidor tradicional también formará parte más activamente del sistema y podrá poner a disposición de éste sus equipos inteligentes o conectados. En el caso de un hogar, podría permitir al operador del sistema acceder a su termostato o a su sistema de iluminación poniendo a su disposición un par de grados de temperatura durante 15 minutos o el 20% de la intensidad luminosa durante una hora concreta y conseguir así gestionar picos de demanda en un barrio determinado, evitando hacer grandes inversiones en infraestructuras que sólo se utilizan para momentos muy puntuales. Imaginemos el impacto, no de una casa aislada, sino de barrios enteros conectados o de edificios de oficinas u hoteles.
La gestión de la demanda, que es como se conoce esta participación de los consumidores en el sistema, será uno de los grandes pilares del modelo energético del futuro. Necesita de una gestión operativa muy intensiva y, de nuevo, sólo la tecnología blockchain es capaz de dar una solución segura, viable y económica.
¿Qué parte de la cadena de valor del actual sistema eléctrico puede verse más afectado?
La aplicabilidad de esta tecnología es enorme y la veremos aplicada a todas las partes de la cadena de valor. La operación del sistema y la simplificación de las liquidaciones, el trading tradicional y más aún cuando se desarrollen los mercados p2p son las aplicaciones de mayor impacto, pero existen muchas otras relacionadas con la gestión física de las infraestructuras, logística, gestión de operarios, donde blockchain permitirá mayores eficiencias y seguridad.
Las mayores ineficiencias operativas del sistema energético actual surgen de diferencias entre los actores a la hora de liquidar la energía y de la necesidad de justificar los importes liquidados. Recoger la información de todos los contadores, los centros de transformación, las subestaciones… y acordar los flujos de energía y sus precios horarios, lleva en muchos casos hasta 9 meses para dar un valor definitivo a la transacción. Los tiempos de reclamación por parte de los distintos agentes suelen ser los causantes de esos retrasos. En un mundo gestionado por contratos inteligentes, combinados con la tecnología de IoT, será mucho más sencillo y rápido de gestionar ya que todas estas incidencias se resolverán en tiempo real de acuerdo a las condiciones establecidas en esos contratos, que se alimentan de la información de todos los puntos de medida gracias a las tecnologías de IoT.
En un entorno de generación distribuida y de crecimiento exponencial del número de actores, los procedimientos administrativos actuales y los tiempos de respuesta harían colapsar al sistema. Gracias a estas tecnologías, será viable un sistema distribuido mucho más eficiente.
¿Que rol jugarán los consumidores en este escenario de energía descentralizada?
El papel del consumidor será de mayor o menor protagonismo en tanto consigamos simplificar su acceso al sistema. El consumidor por definición no es un profesional del mercado eléctrico y sus intereses suelen estar centrados en su negocio principal (en el caso de una persona física, ese negocio principal podría ser disfrutar de la vida dentro de su hogar). Es por esto que la clave de este sistema eléctrico del futuro estará en ofrecerles un modelo donde el sistema se aproveche del uso de las instalaciones de los consumidores sin suponerles esfuerzo alguno, a la vez que les hacen sentir beneficiados. Figuras como los representantes o agregadores de consumidores o de pequeños generadores serán los que empiecen a mover el mercado y en función de cómo faciliten al consumidor el acceso a este nuevo modelo, veremos cómo evoluciona el resto de la transformación.
¿Puede ayudar blockchain a rebajar el precio de la luz?
Sobre el precio de la luz no es fácil hacer predicciones, ya que no es un concepto donde reducir costes afecte necesariamente al precio final que paga el consumidor, pero sin duda tendrá un impacto importante en la reducción de los costes administrativos.
La automatización de las operaciones gracias a la capacidad de conectar los distintos activos a un sistema capaz de tramitar toda esa información en tiempo real combinada con la tecnología de blockchain, que aporta la seguridad de todas las transacciones, permitirá, desde luego, ahorrar buena parte de los costes de operación del sistema, los problemas con las liquidaciones y sus correspondientes costes administrativos, mientras se reducen los tiempos de gestión. La transparencia suele ser una buena fuente de ahorros.
Por otra parte, gracias a la entrada de todas estas nuevas tecnologías de generación distribuida y flexibilidad, el sistema se beneficiará de importantes ahorros en infraestructura, ya que no será necesario el sobredimensionamiento que en muchos casos es utilizado para dar el nivel de servicio de calidad que hoy se ofrece en España. Es mucho más económico instalar una batería o controlar el lado del consumo de manera adecuada, antes que construir una subestación o un centro de transformación por una situación puntual de un cliente. Todos estos costes actualmente los asume el sistema y, por tanto, se ven reflejados en el precio de la luz.
¿Qué papel desempeñarán las baterías y cómo pueden integrarse en un modelo de electricidad basado en tecnología blockchain?
Las baterías cambian el paradigma del sistema eléctrico tradicional ya que la energía se puede acumular y no es tan necesaria la gestión en tiempo real de la generación y el consumo. Actualmente la acumulación a gran escala se lleva a cabo por medio de grandes embalses, donde se bombea agua en función del exceso de generación. Gracias a las baterías, el almacenamiento a escala ahora es más asequible, pero la clave del almacenamiento de nuevo se encuentra en la descentralización. El almacenamiento distribuido de pequeña capacidad, aportando flexibilidad al sistema, es donde está el mayor valor y a la vez la mayor complejidad.
La función de las baterías será la del arbitraje, cargándose en los momentos donde el precio de la energía sea más bajo y descargándose en los momentos de mayor precio, a veces para consumo propio y, otras veces, para vender la energía al mercado. Toda la lógica de operación es de una complejidad enorme debido al número de parámetros a tener en cuenta para la toma de decisiones.
¿Hasta ahora todos los proyectos energéticos con blockchain están en fase experimental, cuándo calcula que podrán darse todos los cambios de los que está hablando?
La tecnología de blockchain está levantando mucho interés por parte de los actores principales del sector y todas las grandes (y pequeñas) compañías energéticas están pendientes de su evolución. La generación distribuida, el almacenamiento o la entrada de la flexibilidad, combinado todo con la tecnología de blockchain están haciendo que todo el sistema se replantee y en un sector tan robusto y estratégico para un país, como es el energético, es normal que no se den pasos muy radicales de golpe.
Las pruebas de concepto y los casos de uso que se están definiendo ayudarán sin duda a la normalización de esta tecnología, a demostrar el potencial y la urgencia de su implementación; pero, como en cualquier otra tecnología, hay que ir paso a paso, demostrando y avanzando con pequeños movimientos que garanticen el éxito futuro del nuevo modelo energético.
¿Qué aplicación puede tener blockchain en un campo tan en expansión como es el de los coches eléctricos?
El contrato de la luz actualmente está asociado al contador físico instalado en el punto de suministro o generación. Un cliente, para una compañía eléctrica es equivalente a un punto de suministro con un contador. En el momento en que un punto de suministro cuenta con distintos usuarios, el modelo tradicional no funciona. Este es el caso de los puntos de recarga para coches eléctricos. Una carga puntual de un teléfono móvil en un enchufe de un hotel, tal vez no justifica la facturación de ese consumo, pero cuando los consumos son los de un coche eléctrico (equivalente a una semana de consumo de un hogar medio), empieza a tener sentido poner medios con los que cobrar al usuario y aparece el concepto de la energía móvil como ya ocurrió con la telefonía.
Si enfocamos el tema del coche eléctrico, desde el propio coche en estos tiempos en los que la economía colaborativa parece que definirá el futuro de la utilización del coche eléctrico, la identidad digital apoyada en tecnologías de blockchain permitirá que el coche tenga un contrato con el que recargar en los distintos puntos de recarga y, a su vez, el coche tenga otro con el usuario puntual del coche. En todo lo referente a la interacción con el coche, blockchain tiene mucho que decir.
Hay grandes reflexiones sobre si los coches son o no baterías móviles que servirían para almacenar energía sobrante del sistema o como fuentes de energía de las que disponer en caso de necesidad. En caso de que sea de esta manera, la complejidad de los mercados de trading, con precios dinámicos, distintas capacidades de almacenamiento y vertido y zonas concretas donde se efectúan los intercambios, necesitará sin duda un entorno seguro y fiable donde llevarse a cabo.
¿Qué le parecen las iniciativas blockchain puestas en marcha por algunas compañías del sector energético, como la de RWE con los coches eléctricos o el laboratorio de Endesa?
Es un indicador muy bueno, que muestra el interés por esta tecnología. Analizando las inversiones en startups en este segmento, llama la atención que son las corporaciones las que están invirtiendo en estas tecnologías muy por delante de los fondos de capital riesgo, que tradicionalmente son los que primero llegan a las nuevas tecnologías. El apetito es inmenso y es raro ver a empresas del sector que no tengan alguna iniciativa en marcha. La clave será ver cómo pasan de pruebas de concepto a desarrollos a gran escala que permitan empujar este nuevo modelo energético.
Hay compañías más avanzadas que ya están probando plataformas de trading en Europa basadas en blockchain, otras centradas en aplicarlo a los nuevos modelos de negocio con baterías y autoconsumidores en Australia, a microredes en Estados Unidos o, como es el caso de RWE, que lo aplica a puntos de recarga. El caso de Endesa demuestra el interés en la identificación del mayor número de casos de uso posible para lanzar distintas iniciativas en paralelo e ir aprendiendo tanto de la tecnología como de la aceptación por parte del mercado.
Desde luego, hay mucho por hacer en este sector y es necesario que sean muchos más los proyectos que se lleven a cabo para dar la seguridad necesaria para conseguir un sistema eléctrico más eficiente, inteligente y limpio.