El Banco de Canadá, institución que trabaja como banco central del país norteamericano, presentó recientemente un reporte titulado “Billetes bancarios y Papel moneda: Lecciones para monedas digitales”, trabajo de investigación que evalúa las características y beneficios del uso de monedas virtuales privadas y nacionales en circulación simultanea.
El trabajo consta de 39 páginas, donde los autores Ben Fung, representante del Departamento de Monedas, Scott Hendry del Departamento de Manejo de Fondos Bancarios y Warren E. Weber, profesor visitante, realizan una investigación del período en el que circuló en Canadá, de manera simultánea, tanto los billetes emitidos por distintos bancos privados como papel moneda del gobierno canadiense, en relación con una posible emisión de monedas digitales privadas y estatal. Los autores consideran que esta situación, así como las características propias de dichas monedas, se asemejan al contexto de las monedas virtuales de hoy en día, lo cual ayudaría a hacer un acercamiento de cómo las mismas podrían funcionar.
El documento explica que antes de que el gobierno canadiense empezara a hacer circular dinero para toda la nación, bancos de distintas regiones del país ya hacían circular sus propios billetes. En el momento en que el Estado empezó a emitir papel moneda, circularon los dos tipos de billetes y se cambiaron de manera simultánea sin ningún problema. Los investigadores explican que el comportamiento al que están sometidas las monedas digitales es parecido al que se le dio a estos billetes de bancos privados, ya que los mismos eran aceptados sólo en la provincia de origen, así como las monedas digitales son aceptadas para compras en formato electrónico. La diferencia radicaría en que el papel moneda puede ser acumulado de manera física, mientras que en el caso de las monedas digitales todo es virtual.
Reflexionaron a su vez de si las monedas virtuales puedan ser consideradas un medio de intercambio, deliberando si las mismas son de: fácil transacción, mínimo riesgo de falsificación, alto nivel de seguridad y uniformidad, esto último en busca de que las monedas sean cambiadas en un marco de uno por uno, independientemente de la localización de la transacción o el tiempo en que el cambio sea realizado.
La investigación arrojó que en el caso de las monedas digitales de tecnología descentralizada, tales como blockchain, hay un reto principal a superar que es el doble consumo, temen que esto ocurra si dicha criptomoneda no está siendo emitida por el gobierno o por una compañía privada de confianza, como Bitcoin, puesto que hay la posibilidad que una de las personas que realiza la transacción decida reclamar el dinero que ya no es suyo, gastándolo antes de que el comprador lo consuma. Claro está, que esto puede ser solucionado requiriendo una prueba de trabajo (proof of work) antes de que la transacción sea aceptada por blockchain, así que la seguridad de los fondos de los clientes sería cuestión del uso de servicios de cambio confiables. También temen que las mismas puedan sufrir fraudes cibernéticos o ciberataques, como hackeos al sistema que emite los billetes o al monedero digital que lo almacena.
En el caso de las monedas digitales privadas en comparación con las gubernamentales, se puede decir que estas últimas serán de emisión escasa debido a que el Banco Central está comprometido con mantener una inflación baja y estable, así que realizará una producción controlada. Mientras la competencia privada requerirá fuertes regulaciones gubernamentales para regular su emisión o de algoritmos que determinan la velocidad de creación de las monedas digitales inalterables, como es el caso de Bitcoin cuyo algoritmo no puede ser cambiado, medidas que sopesan necesarias para la supervivencia de las monedas digitales privadas.
En el caso de la seguridad que presentan las monedas digitales para que no se presten a actividades ilegales o se devalúen, sólo será determinada si hay una intervención gubernamental o una regulación de las mismas, aunque sobre este tema no están del todo seguros, ya que una u otra aplicación podría ser tanto contraproducente como favorecedora dependiendo del contexto y el caso.
Asimismo, exponen que las monedas digitales no podrán ser uniformes a menos que haya una intervención gubernamental. Para hacer posible el intercambio de múltiples monedas, se debe asegurar que las mismas sean parte de un cono monetario uniforme, es decir, que no varíen sin importar la identidad de la moneda, la localización de la misma o el tiempo en que se realice la transacción. En cuanto a las monedas digitales privadas, como Bitcoin o Ethereum, hoy en día esto es prácticamente imposible, ya que las mismas tienen su propia tasa de cambio descentralizada. Por ello consideran que si se desea incorporar monedas digitales en circulación simultánea con la emisión de billetes físicos, entonces ellas deben ser emitidas por el mismo gobierno que produce el papel moneda.
Por último consideran que aunque el banco pueda hacer circular una moneda digital para compras electrónicas, esto no significa y tampoco se contempla, por los momentos, que el dinero virtual sustituya o saque de circulación las monedas privadas, ya que hoy en día muchas de estas monedas digitales están empezando a ser adoptadas por instituciones gubernamentales con el fin de trabajar en conjunto en los mercados financieros, como recientemente se lo ha planteado Japón y Hawáii, con el fin de legalizar el uso de este servicio buscando que la adopción del mismo ayude al crecimiento económico y turístico.
El trabajo de investigación concluye exhortando a mayores investigaciones sobre la posibilidad de convertir las monedas electrónicas en dinero de intercambio, así como a mayores investigaciones sobre el Bitcoin y otros tipos de tecnologías descentralizadas de gran adopción, con el fin de hacer un seguimiento a su crecimiento exponencial y a una aplicación práctica de la mismas.
Llegamos a la conclusión de que las monedas digitales privadas bien diseñadas y administradas podrían circular ampliamente, pero sólo con una regulación gubernamental apropiada para garantizar su seguridad, solidez y uniformidad.
Banco de Canadá